Ivette Cepeda se ha convertido en la cantante del momento, llena los teatros donde se presenta y, ya tiene un público que la sigue. Asistí a la conferencia de prensa donde promovían su primer disco (CD/DVD), con la firma Colibrí, la cantante se veía muy animada con el curso que ha tomado su carrera musical. Había hecho algunos estudios de canto, pero propiamente era una maestra de escuela.
Empezaba muy bien apoyada por muchos músicos amigos que habían apostado por su nueva carrera. Hace un tiempo la vi interpretando canciones del feeling en un programa de televisión, ese género musical tiene su estilo, se canta diferente a la balada. Ivette ha ido venciendo obstáculos en la medida que se presenta en público y se nota una armonía con los músicos que la acompañan, muy conocedores del mundo de la canción.
Este domingo 20 asistí a su concierto de cierre de la Feria Internacional del Libro, en el Pabellón Cuba y la observé muy acertada en la selección de su repertorio, canciones de la nueva trova de la autoría de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Raúl Torres; así como baladas de ayer y de hoy. Para que el pedido fuera completo, podría echar mano a las impecables tonadas de Joan Manuel Serrat y algunos temas que interpreta Ana Belén.
Tal fue la aceptación, que me hubiese gustado escucharla interpretar algunos bolerones de los años 50, pero lo cierto es que la Cepeda puede cantar magníficamente las baladas de distintos momentos. Cierto es que tiene un estilo que conjuga con una nueva visión, con un nuevo “touché”. Por ejemplo, a las baladas de la Trova le quita cierto aire antiguo y las moderniza a su manera. En ello deben confluir las orientaciones musicales y los atractivos arreglos musicales.
La Cepeda posee un timbre con un bello color y buena dicción, con cierta atmósfera amable, su voz es cálida y no tiene que recurrir a ningún efectismo. Cierto es que ha dejado atrás a muchas cantantes con una larga trayectoria de trabajo.
Hay que reconocer que tiene gracia en sus interpretaciones, a pesar de haber estudiado magisterio y, por supuesto que lo aprovecha muy bien, al igual que lo hacen otros que han estudiado teatro o danza.
Desde hacía mucho tiempo no teníamos una voz que pueda explotarse tanto en la canción, hemos sufrido en todos estos años de voces poco auténticas, incluso alabadas por calificados del género.
En décadas atrás los cantantes estaban muy bien encaminados con repertoristas que seleccionaban con mucha exactitud las canciones que debían interpretar y grabar. Ahora los cantantes interpretan a su gusto lo que quieren, los editores y productores de discos no deciden el repertorio y los intérpretes se lanzan en cualquier aventura sin hacer una selección adecuada de las canciones que deben cantar.
Actualmente tenemos una serie de cantantes femeninas que están mal encaminadas, con voces privilegiadas, pero como perdidas sin una orientación al montar un repertorio, elegir un vestuario, usar un maquillaje, en fin definir su imagen artística.
En la década de los 60 se organizaban cursos para guiar a los cantantes, de aquellos intentos salieron muy buenos frutos. Es necesario retomar estos consejos técnicos asesores para los cantantes jóvenes pues a la larga resultan verdaderos embajadores de nuestra cultura y no deben dejarse al libre albedrío.
Aprovecho estas reflexiones porque, desde el comienzo de Ivette Cepeda, me percaté del apoyo que ha estado recibiendo, sobre todo de Rafael Guedes, el que fuera director del Grupo Mayohuacán y también de otros excelentes músicos.
Alegra ver cantantes noveles que integran a su repertorio canciones que estaban en el olvido y otras un poco gastadas con arreglos novedosos que le dan un nuevo aire.
Empezaba muy bien apoyada por muchos músicos amigos que habían apostado por su nueva carrera. Hace un tiempo la vi interpretando canciones del feeling en un programa de televisión, ese género musical tiene su estilo, se canta diferente a la balada. Ivette ha ido venciendo obstáculos en la medida que se presenta en público y se nota una armonía con los músicos que la acompañan, muy conocedores del mundo de la canción.
Este domingo 20 asistí a su concierto de cierre de la Feria Internacional del Libro, en el Pabellón Cuba y la observé muy acertada en la selección de su repertorio, canciones de la nueva trova de la autoría de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Raúl Torres; así como baladas de ayer y de hoy. Para que el pedido fuera completo, podría echar mano a las impecables tonadas de Joan Manuel Serrat y algunos temas que interpreta Ana Belén.
Tal fue la aceptación, que me hubiese gustado escucharla interpretar algunos bolerones de los años 50, pero lo cierto es que la Cepeda puede cantar magníficamente las baladas de distintos momentos. Cierto es que tiene un estilo que conjuga con una nueva visión, con un nuevo “touché”. Por ejemplo, a las baladas de la Trova le quita cierto aire antiguo y las moderniza a su manera. En ello deben confluir las orientaciones musicales y los atractivos arreglos musicales.
La Cepeda posee un timbre con un bello color y buena dicción, con cierta atmósfera amable, su voz es cálida y no tiene que recurrir a ningún efectismo. Cierto es que ha dejado atrás a muchas cantantes con una larga trayectoria de trabajo.
Hay que reconocer que tiene gracia en sus interpretaciones, a pesar de haber estudiado magisterio y, por supuesto que lo aprovecha muy bien, al igual que lo hacen otros que han estudiado teatro o danza.
Desde hacía mucho tiempo no teníamos una voz que pueda explotarse tanto en la canción, hemos sufrido en todos estos años de voces poco auténticas, incluso alabadas por calificados del género.
En décadas atrás los cantantes estaban muy bien encaminados con repertoristas que seleccionaban con mucha exactitud las canciones que debían interpretar y grabar. Ahora los cantantes interpretan a su gusto lo que quieren, los editores y productores de discos no deciden el repertorio y los intérpretes se lanzan en cualquier aventura sin hacer una selección adecuada de las canciones que deben cantar.
Actualmente tenemos una serie de cantantes femeninas que están mal encaminadas, con voces privilegiadas, pero como perdidas sin una orientación al montar un repertorio, elegir un vestuario, usar un maquillaje, en fin definir su imagen artística.
En la década de los 60 se organizaban cursos para guiar a los cantantes, de aquellos intentos salieron muy buenos frutos. Es necesario retomar estos consejos técnicos asesores para los cantantes jóvenes pues a la larga resultan verdaderos embajadores de nuestra cultura y no deben dejarse al libre albedrío.
Aprovecho estas reflexiones porque, desde el comienzo de Ivette Cepeda, me percaté del apoyo que ha estado recibiendo, sobre todo de Rafael Guedes, el que fuera director del Grupo Mayohuacán y también de otros excelentes músicos.
Alegra ver cantantes noveles que integran a su repertorio canciones que estaban en el olvido y otras un poco gastadas con arreglos novedosos que le dan un nuevo aire.
Por: Rafael Lam
Fecha: 2011-02-26Fuente: CUBARTE
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