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viernes, 31 de mayo de 2013

Poema para Ivette... sus manos

Despiertan.
Sublimes se asoman entre las penumbras.
Se vuelven luz.
Se sienten dueñas.
                                                     
Precisas, dibujan al aire las siluetas vagabundas del dolor.
Cual mariposas coquetas, retozan  con el color de la sonrisa.
Danzan rítmicas al compás de los aplausos.
Y surtidoras, lloran y ríen y suplican y se hacen firmes y desfallecen de pasión.

Susurran... es su concierto.
Puntean, se cierran y abren...en cada suspiro se vuelven millón.

Pudieran ser capullos, flores, palomas, besos... remanso de sueños, arpegio de ángeles, manantial de esperanzas,
pero son sus manos...
las manos que cantan...con voz de la vida su propia canción.

La Habana, Idania Martínez Grandales

miércoles, 29 de mayo de 2013

Disco MIRACLE, a tu alcance

Ya han pasado varios días desde que se presentó en La Habana el nuevo disco de Ivette, en una elegante edición de CD y DVD del documental Una cubana en París. Miracle es una joya de la música cubana, y lo digo porque he tenido el placer de disfrutarlo en primicia. Es un excelente disco con canciones que te harán vivir y recordar... sí, momentos inolvidables: https://itunes.apple.com/fr/store?affId=547631

Ivette en Radio Progreso

Radio progreso, emisora de radio por excelencia en Cuba, en cuyos estudios han cantado todas las grandes voces cubanas, acoge a Ivette Cepeda. Junto a ella Idania Martínez, periodista, y otros compañeros de la emisora.

3er. Aniversario en el Telégrafo



Ivette Cepeda, acompañada por Reflexión, celebró los tres años que lleva actuando en el Hotel Telégrafo de la capital cubana. Existe una simbiosis entre espacio y voz que crean una magia imposible de no tener en cuenta. Esto lo hace aún más evidente -si cabe- el cartel de agotadas las reservas en cada una de sus presentaciones. Hace apenas un mes, dos buenos amigos, Daniel y Gianni lograron conseguir reservar y disfrutar de Ivette en el Telégrafo.

En palabras de Ivette:

El 29 de mayo se cumplieron 3 años de nuestras presentaciones de cada viernes en el Hotel Telégrafo.
Fuimos “victimas” de una fiesta sorpresa que nos prepararon en el hotel. Estuvieron presentes nuestros familiares y amigos más cercanos. Llegaron también a darnos su cariño Adalberto Alvarez y su esposa y el destacado compositor y músico Pepe Ordaz con su familia. Fue una noche de magia especial una vez más, eso es el patio del Telégrafo, el sitio para la magia. Gracias a todos los que han ido, bienvenidos siempre.
Allí solo dejo que se escape el tiempo, después de cada viernes, cada minuto que la vida da es de reposo... Hasta otro viernes.
ivt



Agradecimiento especial

Quiero, aunque ella lo sabe, agradecer a Ana Gloria Salvia, fotógrafa cubana radicada en París, las fotografías del concierto que dio origen al disco Miracle, y muy en especial por la fotografía que es la imagen del disco. Gracias, de corazón y voz. (IVT)

Foto: Ana Gloria Salvia (Centro de las Artes de Enghien-les-Bains).

lunes, 27 de mayo de 2013

Une cubaine à Paris, la nouvelle révélation de la chanson cubaine

Ivette CepedaÀ l’occasion du premier concert en France d’Ivette Cepeda, au Centre des arts d’Enghien-les-Bains, Dominique Roland son directeur, a réalisé un film documentaire sur cette artiste, nouvelle révélation de la chanson cubaine. Grande interprète de la chanson cubaine héritée de compositeurs commePablo Milanes, Martha Valdès ou Pedro Luis Ferrer, Ivette Cepeda apparaît comme une véritable révélation musicale. La présence scénique exceptionnelle qu’Ivette Cepeda a développée dans les clubs de la Havane fait d’elle une superbe héritière du Malecon, de la Rumba, du Son ou duGuajira (genres musicaux traditionnels). Au-delà d’une excellente interprète du répertoire traditionnel, Ivette Cepeda est également l’une des voix les plus        passionnantes de la Nueva Trova, un courant plus récent de la musique cubaine.
Ivette Cepeda rivalise avec les grandes voix de la chanson cubaine telles que Celia Cruz ou Rita Montaner, artiste incontournable du début du 20ème siècle qui fit notamment découvrir au public parisien la Rumba et le Son.
Concert Ivette CepedaLa projection du documentaire sera suivie du film du concert d’Ivette Cepeda, au Centre des arts (52 min.) où elle était accompagnée de ses cinq musiciens, dont le guitariste et arrangeur José Luis Beltran.
Après Légendes de Cuba, Ela Calvo ou encore Café Vista Alegre, le Centre des arts s’affirme une fois de plus comme un défricheur de talents de lamusique cubaine.

Premier del documental en la sala Charles Chaplin, de La Habana.

Cantar, cantar...


Conciertos y presentaciones





 

Ivettte en la CNN

http://youtu.be/jTUcBTVxtjs

Perdóname conciencia... concierto en el Miami-Dade County


Su interpretación de tan conocido tema arrancó fuertes aplausos en el público.

En... Raquel y sus amigos


Momentos previos a la actuación y entrevista en el programa Raquel y sus amigos, que emite Cubavisión. Acompañada a la guitarra por José Luis Beltrán, guitarrista y director musical del grupo Reflexión.


Ivette Cepeda en concierto: Nace una estrella

Dueña de una cálida y hermosa cuerda de contralto, debutó en concierto en la sala-teatro del Museo Nacional de Bellas Artes

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Frank Padrón
cultura@juventudrebelde.cu
18 de Noviembre del 2008 0:16:37 CDT

Desde siempre Cuba ha contado con voces privilegiadas en la música de todo tipo, incluyendo la popular; en especial las cantantes no han faltado, mas por lo general ha habido un talón de Aquiles: el repertorio. Se ha echado en falta ese oficio tan necesario tras las carreras de muchas de nuestras notables cancioneras, lo cual ha dado como consecuencia timbres apreciables en función de canciones de dudosa calidad o, cuando menos, una lamentable irregularidad en los resultados.
Ello está vinculado, por supuesto, al gusto del artista, pero ese oportuno asesor (donde nuestro Luis Carbonell, por citar un solo ejemplo, hizo escuela) tiene mucho que ver con un rubro inseparable de la proyección general del artista.
Ignoro si Ivette Cepeda tiene o no repertorista, o si su buen gusto para elegir lo que canta (todo indica) es suficiente, pero lo cierto es que tiene esta importante batalla librada. La joven, ya asomada en peñas y centros nocturnos, debutó a nivel de concierto hace unos días en la sala-teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, sitio que ha ganado un prestigio al ofrecer programas de indiscutible calidad.
Con dirección general de Léster Hamlet, musical de Rafael Guedes y producción de Ileana Ríos, el recital (titulado Estaciones) reveló de entrada dos aspectos que ya habíamos comprobado en eventuales contactos con la intérprete: su valía como tal y su irreprochable repertorio; en ese segundo rubro solo un par de piezas no estuvieron a la altura del resto, pero tampoco hay que exigir que el ciento por ciento del programa sea haute culture (bien se sabe que hay compromisos ineludibles, concesiones impostergables, etc., en toda gestión estética); ahora bien: no cabe duda de que Cepeda apuesta por una propuesta superlativa, generalmente dentro de la línea de la «nueva canción», y aunque este concierto se circunscribió a lo cubano (acierto a tener en cuenta para una primera vez) también le he escuchado análoga «militancia» en lo foráneo.
Respecto a lo propiamente vocal, Ivette es dueña de una cálida y hermosa cuerda de contralto, rica en matices y modulaciones que le permiten enriquecer los más diversos estilos, porque aquí entramos en otro mérito: sus versiones, aún de obras muy cantadas, tienen un cuño; su presencia escénica, por otro lado, es muy serena y armónica (vestuario elegante y sencillo, hablar pausado, amplia sonrisa...); en conjunto recuerda algo a la carioca Elis Regina, y no se me ocurre elogio mayor teniendo en cuenta que la malograda cantora fue lo más grande que nos dio ese cuasi continente donde las excelentes intérpretes, sobre todo, hacen ola.
El concierto representó, entonces, algo más de una hora en contacto con lo mejor de la canción local, vocalizada por una madura y rigurosa intérprete, asistida por un conjunto sinfónico de elevado nivel (y donde, a más de individualidades figuraban el cuarteto de Trompas, Solistas de La Habana, músicos del grupo Mayohuacán, entre otros) y en un cuidado marco escenográfico que combinó a la perfección escenografía y vestuario (con predominio del color negro).
Individualizando un poco, constituyó un notable despegue El primer día (Vicente Feliú), pieza de lirismo inusitado al que ella agregó todo su potencial, la cual entabló una magia y una empatía que se mantuvo casi todo el tiempo, por ejemplo, con la difícil y preciosa El sol no da de beber (Silvio Rodríguez) o la, no por menos conocida, hermosísima A mi lado (Pablo Milanés); ese clásico de Marta Valdés que es Sin ir más lejos o el contagiosos Verano (Benito de la Fuente) que permitió el lucimiento de los arreglistas al extraerle toda la polirritmia caribeña, algo que los instrumentistas entendieron a la perfección, como ocurrió también con la lectura «guajira» de Mariposa (Pedro Luis Ferrer), ese otro clásico.
Menos feliz fue, sin embargo, explayar en un samba el corpus de una obra intimista como Ay, del amor (Mike Porcel). Tampoco fue muy acertado acentuar demasiado la percusión de la no menos lírica Ausencias (Liuba María Hevia), pero cuando se pasa cuenta el gran resultado es harto gratificante, sobre todo al evocar otros momentos no menos elevados: el crescendo orquestal en Para cuando me vaya (Amaury Pérez), o la fuerza interior, las gradaciones colorísticas en dos señoras piezas como Presencia simplemente (Ramiro Gutiérrez) o Tú eres la música que tengo que cantar (Tony Pinelli), que constituyó el finale con tutti.
O bueno, lo que estaba planificado como cierre, porque a ello voy a la hora de las (pequeñas) reservas: no se debe dejar nada a la improvisación, para que no ocurra el desfase que mostró el encore Regrésamelo todo (Raúl Torres) entre grupo y solista; un absoluto desentono que obligó a parar más de una vez sin que hubiera un acople hasta terminar el número; los intérpretes en el mundo entero ensayan hasta estas canciones que se guardan en la cartera por si el público reclama «otra(s)», tal, y como es de imaginar, ocurrió.
Por otra parte, Ivette que para nada se expresa mal, debe, no obstante, regirse por un guión: no hay que aludir a todas y cada una de las canciones, mucho menos como preferidas o maravillosas porque se supone que por algo están en repertorio, o, al referirse a alguna de ellas, incurrir en frases sin sentido del tipo: «recibió en su momento todos los premios menos el olvido».
Sé que son detalles que en definitiva no empañan la estatura y espesor de un concierto tremendo, de los mejores de la temporada, pero que deben tenerse en cuenta a la procura de la anhelada perfección. E Ivette Cepeda si continúa trabajando con equipo tan profesional y talentoso, está a milímetros de ella.

Ivette Cepeda al aire libre: “Hacer más bello el camino”

2 SEPTIEMBRE 2012

Ivette Cepeda en el Pabellón Cuba. Foto: Suena cubano (web)
Ivette Cepeda en el Pabellón Cuba. Foto: Suena cubano (web)
Una reseña excelente de lo que fue el concierto de Ivette Cepeda la tarde del  jueves 30 de agosto en el Pabellón Cuba, sede de la feria Arte en La Rampa para poner punto final a esta temporada, aparece publicada en el periódico de Cubarte. Más allá de recomendarla por su calidad, precisión  y sensatez, me esforzaré por ofrecer a quienes se acercan a esta columna los domingos, algunas aproximaciones a los misterios que se nos revelan a partir de cada llamado de esta artista, dirigido a compartir puntos de vista, enseñanzas, arideces y razones de júbilo a veces indescifrables en la vida,  que ella ha descubierto cómo develar desde la parte de adentro de no sabemos cuántas canciones.
No soy la única persona que se ha rendido ante las razones de esta voz cantante que torna la letra de aquella canción que hemos aborrecido o (en el mejor de los casos) pasado por alto, en un argumento luminoso que nos conduce a entender mejor eso que Pepé Delgado acertó a dejarnos envuelto para regalo y cuidadosamente codificado en cuatro palabras cuando puso en música “las cosas del alma”. Todo eso lo sabían bien aquellas personas mayores con sus niños o aquellos menores con sus abuelas, aquellas parejas de largo tiempo, aquellos novios nuevecitos, aquellos seres  en soledad privilegiada por los años (entre quienes me cuento, a mucha honra) cuando se acercaron a pie o en carros de a diez pesos o en lo que fuera, y se juntaron, conversando bajito o pensando en las musarañas, mientras se daban los toques tan necesarios al sistema de sonido.
Cabezas de cualquier pinta, ropas de todos colores y ni una muestra de desorden, fueron colmando el frente y los laterales en las proximidades del espacio escénico donde tendría lugar el concierto de Ivette Cepeda y el grupo Reflexión. Estábamos en presencia de una preciosa grey, en perfecta formación –aniñada por momentos si se quiere– a la espera de una sensible voz de mando. Estábamos disfrutando, a todo lujo, de una masividad de excelencia, una manera de juntarnos donde no cabia concesión alguna al facilismo o la vulgaridad.
Ella vino con su caja  de  verdades  metidas en melodía, desplegó su fraseo tan peculiar, desplazando el énfasis hacia  lugares impredecibles y no tuvo a menos dejarse acribillar a reclamos por los ojos atentos de estos centenares de hijos de su tierra que no van  a  permitir que se convierta en un mito sino que la quieren viva y sana, amasada por el amor de los suyos en quienes dejó tatuados, de tantas maneras, esos fraseos que, difícilmente, otro coro que no fuera este de a pie, podría hacer resonar en un unísono donde quedará salvada hasta siempre su hazaña, para el mundo de la canción.
Dichosos nosotros que, cuerpo a cuerpo y al ritmo que ella va eligiendo a cada momento, podemos darnos con su canto en el pecho. Bendito sea ese empeño casi misionero de Ivette Cepeda, en “hacer más bello el camino”.
Almendares, 2 de septiembre de 2012
En el reino de la canción. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate
En el reino de la canción. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate
Hacer más bello el camino. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate
Hacer más bello el camino. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate
Ivette y Reflexión. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate
Ivette y Reflexión. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate
Todo listo. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate
Todo listo. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate
Aquí estamos. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate
Aquí estamos. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate
Vista hace fe. Foto: Marta Valdés/ Pabellón Cuba
Vista hace fe. Foto: Marta Valdés/ Cubadebate

Ivette Cepeda y Reflexión / dos puntos


Ivette Cepeda y José Luis Beltrán. Foto: Roberto Ruiz.
No es que, al hablar de dos puntos, pretenda yo ubicar en el espacio a ese par de centros generadores de energía presentes en el encabezado de este mensaje a los lectores de Cubadebate; es que, de alguna forma, deseo  dejar bien claro que no será éste el único intento sino que,  en el transcurso de unas cuantas entregas dominicales, trataré de poner en claro mis apreciaciones acerca del arte que han venido prodigándonos, de un tiempo a esta parte (para hablar en buen cubano) la cantante Ivette Cepeda y el grupo Reflexión: cinco músicos capitaneados por el guitarrista y compositor José Luis Beltrán

Para muchos no es un secreto que, dondequiera que se anuncia la presencia de estos artistas, el espacio se hace insuficiente; cualquiera sabe que las copias caseras de las pocas ediciones discográficas (por no decir que sólo conozco una) donde se registra su trabajo, se han convertido en un regalo espléndido entre personas de todas las profesiones, oficios y edades. Ivette Cepeda viene al encuentro de quienes se le acerquen, animada por la necesidad imperiosa (para hablar, otra vez, en buen cubano) de hacer evidente aquella fuerza o aquel costado sutil, aquella verdad como un templo o aquel recoveco engañoso que ella descubrió en ésta o aquella otra canción y que había pasado  inadvertido, más de una vez,  rozando nuestro oído para -ahora-hacer resonar una campanada y alertarnos (añorado Maestro Guzmán) de que, algunas veces sí se puede “tener conciencia y corazón”.
Las verdades -clarísimas- que Ivette Cepeda acierta a descubrir en las canciones, saben que no van a necesitar llegarnos a gritos. La voz puede mostrar todo el poderío de que es capaz y, también, acercarse a cada uno de los mortales –cara a cara– con la intensidad precisa, o mostrarse cercana al susurro sin perderse del mapa, siempre a partir del don prodigioso de un canto conquistado a pulmón, que se hace reconocer como inconfundible. Los músicos de Reflexión vienen de su mano a nuestro encuentro, enterados de todo cuanto ella (maestra al fin) se ha propuesto  hacernos saber. El tejido instrumental uno y múltiple, siempre variado,  hace rebotar las luces que la cantante trae para repartir y, al hacerlo por turnos, el teclado, el bajo, las percusiones y las guitarras se acercan en sus solos a extremos casi virtuosos que nunca, sin embargo, llegan a transgredir la ética del verdadero concertante. Llegado el momento de las confesiones y en pleno uso de mi derecho a militar en el bando de los espectadores, aplaudo.
(continuará)
Almendares, 26 de agosto de 2012

   Fecha: 2012-08-26
  Fuente: Cubadebate

Ivette Cepeda: cubana


Fecha: 2013-01-16 Fuente: CUBARTE

Concierto de fin de año en el teatro Mella. Foto Daylén Vega.

Hace algún tiempo asistí a un merecido homenaje a Alicia Alonso en el Gran Teatro de La Habana. Casi al final de aquel espectáculo salió a escena una cantante que me dejó impactado no solo por las calidades de su interpretación sino también por la sencillez y finura de su presencia escénica. Averigüé entre los asistentes quién era, y alguien me dijo: “Es Ivette Cepeda, muy buena, que al fin la empiezan a reconocer.”
He seguido su presencia una o dos veces en la televisión, en alguna ocasión creo que la escuché por una emisora radial, y ahora la disfruté en uno de sus dos conciertos de fin de año en el teatro Mella, trasmitido en gran parte por la televisión al comienzo del año. Así, Ivette Cepeda comienza a ser apreciada por un público creciente, cuya muestra en el teatro abarcó a gente de las más diversas edades y hasta a algún que otro cubano residente fuera de la Isla.
Guillermo Rodríguez Rivera, con su perspicacia de eterno enamorado de la música cubana, le dedicó hace un tiempo un elogioso texto aquí en Cubarte. Y Pedro de la Hoz cerró su comentario en Granma acerca del concierto del Mella afirmando que Ivette Cepeda “tiene mucho que ofrecer.”
Quizás, más allá de sus condiciones vocales, ahí pudiera estar la razón del entusiasmo de su crecientes admiradores: esta mujer ofrece mucho, y cada vez más. Fraseo y dicción depuradas, discreta y natural elegancia de gestos, por momentos cierta sana picardía criolla, intercambio inteligente y respetuoso con el público sin pretensiones de discurso, sensibilidad absoluta a flor de piel, tales son algunas de las cualidades más relevantes de su actuación que revelan una espiritualidad artística sabiamente contenida y bien distribuida en sus emociones, hondas, sin duda alguna.
Ivette Cepeda nos está regresando a la época de las buenas cantantes que sabían adueñarse de sus oyentes sin gritar su canto, sin estimular el innecesario clamor, sin dar espacio  al estúpido alarido y a la comunicación meramente sensorial del instinto abestiado. Ella emociona y hace pensar, trae de la mano los recuerdos y los enlaza con el hoy; se nos entrega, intima y disfruta su ofrecimiento, el suyo propio, y el de nosotros, el público.
Es verdad que sus conciertos contaron con un acompañamiento de primera y con formidables arreglos. Cada músico demostró sus excelencias: esa percusión, esos teclados, esas guitarras, ese cuarteto de cuerdas, que nunca se sobrepusieron a la voz de la cantante y que la destacaron en su necesaria singularidad. Las luces, sin espectacularidad, cumplieron su rol. El sonido, sin toda la excelencia, cumplió adecuadamente su función. La sobriedad del escenario, sin grandes artificios ahora tan de moda, fue la que requería la cantante para destacar el protagonismo de su voz, su toque de gracia.
Todo eso dio coherencia al espectáculo, como también la selección del repertorio, que  fue elemento decisivo. Qué moverse por épocas y compositores tan distintos en estilos e intereses, mas todos tan cubanos en su música y en sus textos. Qué recordarnos a cantantes diferentes, hombres y mujeres, sin perder nunca Ivette Cepeda su originalidad. Qué sentido y expreso su homenaje a Bola de Nieve y a Marta Valdés, presente en el teatro. Qué recorrido por más de un siglo y muchas generaciones de la canción cubana.
Todo eso entregó Ivette Cepeda, sin alardes vocales ni excesos histriónicos, para demostrarnos que ella canta y dice la canción cubana, la de ayer y la de hoy, la que ha sabido apropiarse de la canción de otras latitudes de nuestra América y darle el tono y el sabor singulares de esta Isla de la música. Esa plenitud de cancionera le permitió entregar desde una rumba y un son hasta el más tradicional bolero, todo al estilo suyo, que a veces puede parecerse a otros, pero que siempre emerge en su originalidad.
Todo eso ofreció Ivette Cepeda como un gran regalo artístico y de identidad. Lo dijo y lo hizo: su concierto fue un homenaje al buen gusto, a la música, a la cultura, a nuestro ser cubanos. Creo que todos salimos aquella noche del teatro felices y contentos de ser cubanos gracias a Ivette Cepeda. Para mí, ese fue su mayor logro artístico.

Documental Una cubana en París competirá en festival estadounidense




El documental Una cubana en París, sobre la presentación de la cantante Ivette Cepeda en Francia, fue seleccionado para competir en el Festival estadounidense The Park City Film Music, informaron hoy aquí sus realizadores.
Ivette Cepeda, cantante cubana
Ivette Cepeda, cantante cubana. Foto tomada de Internet

El festival independiente, que tendrá lugar del 25 de mayo al 3 de junio en el estado de Utah, premia la música de los mejores largometrajes, cortometrajes y documentales.
Una cubana en París, con una duración de 26 minutos, recoge los momentos más importantes de los conciertos ofrecidos por Ivette Cepeda en noviembre pasado en el Centro de las Artes de Enghien-les-Bains, al norte de París.
Gracias a la magia del cine, Ivette canta junto a Bola de Nieve o Rita Montaner en esta cinta, realizada por Dominique Roland, con la producción de Carmen Mayans y un equipo técnico francés.
Este filme se propone recordar la relación que siempre ha existido entre la música cubana y francesa, dijo Roland a Prensa Latina.
La obra tiene un importante valor testimonial gracias a la colaboración del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos y de la empresa Gaumont-Pathé, de Francia.
El estreno del documental se realizó el pasado 10 de abril en esta capital con la presencia de la artista.
“Esta vez no vine a actuar. Vine a la premiere, lo cual ha sido una gentileza muy grande de mi empresa Musicalia y también de la embajada cubana, pero pienso regresar para una gira en Francia”, dijo en aquella ocasión la cantante.
Ivette declaró que a partir de agosto tiene una serie de compromisos internacionales que la llevarán a Colombia, Panamá y Estados Unidos.
Fuente: Prensa Latina

Ivette Cepeda sin límites


Ivette Cepeda. Foto: La Jiribilla



















"No soy una artista para mí, me debo al público. He crecido, hoy me siento más responsable y eso me lleva a escoger mejor las canciones y autores que voy a interpretar. Me gusta hacer aquellas canciones que invitan a la vida, a disfrutarla plenamente. Lo hago sin prejuicio hacia ninguna canción o autor y eso me place mucho. Estoy muy orgullosa de haber escogido el camino de la canción cubana, la que considero es una canción poderosa."


Así afirmó Ivette Cepeda al dar a conocer los conciertos que ofrecerá hoy jueves 29 y el viernes 30 de diciembre, a partir de las 8:30 p.m., en el habanero Teatro Mella.

Organizado por la Agencia de Representaciones Artísticas Musicalia, de Artex, y el Teatro Mella, como regalo de fin de año, el concierto titulado Una ventana entre dos contará con la colaboración del grupo Reflexión, integrado por Jorge Luis Lagarza, en el piano; William Rivero, en el bajo; Lino Pedroso, en la percusión cubana; Aramís Castellanos, en la batería, y la dirección musical de José Luis Beltrán, en la guitarra.

Ivette tendrá como invitados a Mónica Betancourt y Carmen Despaigne en los violines; Anolan González en la viola; Alejandro Martínez en el chelo, y a Irisan Aldana en la flauta, el saxo y el clarinete.

"El nombre del concierto —precisó— lo tomé prestado de una canción compuesta por Beltrán que a mí me gusta mucho interpretar. Será un concierto ecléctico, donde estará presente la descarga amplia, desprejuiciada, con temas que llevan a la alegría o la reflexión. Habrá obras de autores que aprecio mucho como Marta Valdés, Piloto y Vera, Olga Navarro, David Torrens, Orlando Vistel, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y el uruguayo Jorge Drexler."

En febrero del 2012, Ivette Cepeda dará a conocer su segundo disco. Se trata de Milagro, grabado durante su presentación junto con el grupo Reflexión, en el teatro del Centro de las Artes de la comuna francesa de Enghien-les-Bains, en Francia, el pasado 3 de noviembre.

Por: Ricardo Alonso Venereo
Fecha: 2011-12-29Fuente: Granma Digital

El Telégrafo e Ivette Cepeda: Un jardín donde pueden ser visitadas las estrellas



Ivette Cepeda

“Más vale el canto muerto de amor
que la prosa viva de los deberes…”
Luis Suardíaz

Parafraseando al escritor ficticio Manuel Mandeb y recreándonos en las Crónicas del Ángel Gris donde, por cierto, hay un ángel que reparte sueños ―todo ello fruto de la pluma fina de Alejandro Dolina―; en el bar del hotel Telégrafo (1), podría encontrarse la esencia humana del barrio Flores, hecha cubanía (2). Una vez que se le visita, usted, como yo, como todos, alcanza en breve la adicción al licor del amor que allí se bebe.  “Tómese un traguito, luego de haberse mojado los labios y el amor todo estará con usted…” (2)
Si desea sentirse bienvenido, bien tratado y halagado por los que allí prestan todo tipo de servicio ―y fíjese que aclaro, todo tipo de servicio― lléguese. Pero, si lo que busca es algo más, si desea degustar el elixir de lo más exquisito de nuestra música toda con voz propia, hágalo un viernes. Cuando ya nuestro cañonazo empieza a hacerse viejo, el sitio empieza a hacerse demasiado pequeño (solo con 40 capacidades), puede creer que su percepción le engaña porque con el efecto maravilloso del querer, cada vez aparecen  más mesitas, sillas y obviamente aquellos a los que llamo “adictos habituales” y los que acuden al llamado de la tentación, haciendo cifra redonda de cien.  La sobria penumbra de este saloncito arrancado a las ruinas de La Habana colonial, empieza a ganar colores. El silencio lo invade todo, Ivette Cepeda se escurre entre mesas y alcanza el pedazo donde le esperan los grandes y buenos  “chicos” de Reflexión.
Cual soberana, escudriña al público, todo realeza. Sin más ni más venciendo a los aplausos y sin previo aviso, regala el primer tema. A partir de ese instante, una magia potteriana te envuelve… Uhm…Dumbledore sentiría envidia del acto. Levitas, desandas la cubanía hecha sonidos y silencios, hecha música. El hechizo incluye cierta dosis de ubicuidad. No mucho más que una hora para sentarte en El Monseñor; degustar todo el filin que atesoran Sherezada y Gato Tuerto, incluso agitarte cual bandera en la Plaza de todos, donde los nuevos trovadores nos recuerdan que la trova es una y aun vive. Y aún más, anclado a su gestualidad incomparable, a unas manos que como pocas llevan melodía, armonía, pasión; a una voz que sin dejar de ser suya nos trae a todos de vuelta, podría usted husmear en los descosidos que el amor ha dejado en los corazones que allí laten… no más mírele los ojos a sus dueños.
¡Qué difíciles estos tiempos de vacíos y muertes donde el amor y los valores ilimitados del hombre, como fusil de ideas, son nuestra única arma posible! Y que facilidad la de esta diva genuinamente cubana, para permitirnos tocar de una vez y con toda el alma a esas estrellas, mortales unas e inmortales otras; memorables todas. Mejor no listar para evitar omisiones involuntarias. Se me ocurre que El Señor Bola, Elena, La Mora, Los Zafiros, Varela, Nicola, Pujols, Navarro, Pablo, Silvio, Matamoros, Liuba y otros dotados con la licencia del bien decir cantando, podrían pasarle al resto de los elegidos un mensaje: Acá hay una mujer muy nuestra por cuya voz trasudan.
No olvidemos finalmente que alguien ha sentenciado en el barrio Flores: “…cierto es que muchas veces la pena del amor conduce al arte porque a fin de cuentas el propósito del arte es el amor. La recompensa del artista es ser amado... si no fuera por el amor, nadie haría gran cosa…” (2). Tal vez por esto; por amor a su entrega; por ser fieles a ese todo de sí que nos deja al irse cada vez; por convertirse en Ángel para conducirnos a un fantástico mundo donde no puede usted sino entregarse a un irresistible encuentro con el amor y la mejor música nuestra… tal vez por todo esto, ya se está haciendo muy difícil saberle a ella en una plaza, cualquiera que sea, sin salir a su encuentro y acompañarle. Démosle plazas y tendremos amor y por qué no, cubanía.


Fecha: 2012-08-27 Fuente: CUBARTE
 





(1) Hotel Telégrafo. Prado 408 esquina Neptuno, La Habana, Cuba

Ivette Cepeda: la imitación y la influencia


 Por Helson Hernández ( webradio@metropolitana.icrt.cu)
Cultura - Especiales culturales

La cantante cubana Ivette Cepeda considera que en ella no hay un proceso de imitación, sino influencias de grandes intérpretes de la música. Le encantaría unir su voz a la de su coterráneo Pablo Milanés y a la del brasileño Caetano Veloso

HH: Usted es oriunda de la provincia de Sancti Espíritus…
IC: Si, nací allí, en la tierra de la trova espirituana. Mi familia paterna vive allí. La materna es de Santiago de Cuba, donde hay mucha influencia musical también.
HH: Sus orígenes están en dos provincias de gran importancia en la historia musical cubana. Pero, ¿existen antecedentes musicales en su familia?
IC: Bueno, mi abuela paterna cantaba precioso, tenía una voz de soprano increíble, mi padre todavía canta y mi abuelo tocaba trompeta. Mis parientes paternos vincularon su historia con la música a través de la iglesia. Ahora, en la familia de mi madre también hay muchos músicos. Entre ellos, creo que el más distinguido es Electo Silva, primo hermano de mi abuela, director del Orfeón Santiago. Casi todos tocan el piano.
Creo que la única de estas familias que nada sabe de música, desde el punto de vista académico, soy yo.
HH: En su repertorio hay una variedad muy interesante de compositores de generaciones y estilos muy diversos. En lo personal considero que esa ha sido su carta de triunfo. A ello se le suma que usted es una magnífica intérprete. ¿Esa selección es propia?
IC: Si, la hago, pero aunque decida esa parte de mi trabajo, quiero que sepan que el público tiene una gran importancia en ello. Mucha gente se me acerca para sugerirme temas y compositores. Por ejemplo, el realizador de cine Lester Hamlet siempre me tiene muy actualizada respecto a la música; mis músicos, que tienen gustos que yo respeto mucho, pues también me guían. Creo que sucede así: escojo yo finalmente mi repertorio, pero la gente me orienta y creo que ahí está la clave del éxito. Incluso una gran parte de esa música, aunque no la incorporo, me sirve de información, tanto de la época actual como del ayer.
HH: En su trayectoria como cantante le han señalado la falta de temas inéditos, ya que su repertorio se ha definido por las versiones.
IC: Cierto, quizá se deba a eso, a tanta música que tengo ganas de hacer con determinada variedad. En definitiva todo tiene que ver conmigo de una manera u otra. Este estilo me enriquece muchísimo, porque me da la posibilidad de recrearme en estilos de intérpretes cubanos que fueron iconos en distintas épocas. Además, estas versiones pasan por 25 mil filtros de mi cabeza, y hay piezas que en una primera lectura no me motivan. También sucede que cuando pasan por las manos del arreglista ya vienen bordadas de otra forma y eso hace que las cante de manera diferente.

Foto: Guillermo Torres

HH: ¿Pudiéramos afirmar que la personalidad propia que usted le da a cada obra es lo que determina el éxito en sus versiones?
IC: Le diría que no me considero, por ejemplo, una bolerista, ni tampoco una intérprete de salsa… Siento que mi mundo musical es un poco más fusionado. Por eso es que nacen de mí, otras maneras de proyectar las ya conocidas obras.
HH: Al hablar de su repertorio, ¿Qué importancia ha tenido en su carrera el actor y compositor cubano Alberto Pujols?
IC: Imagínese, que él es el autor del primer tema inédito que pude tener y cantar, llamado “De cuando en cuando”. Ha sido un lujo para mí contar con esta obra en mi primer disco “Estaciones”.
HH: ¿Qué otras cantantes han influido en su carrera, ya consolidada?
IC: En lo personal soy una gente muy tranquila. Mi alboroto se forma cuando canto. Ese es mi renacer, es el momento donde saco lo que no se ve en ningún otro momento. Todas las emociones grandes las experimento con las canciones. Y si, me parece que en todo cantante hay un retomar de otros estilos, y ni utilizaría la palabra clásicos.
Por ejemplo, a mi me han dicho en un concurso: “no puedes cantar eso como tú quieres, tienes que cantarlo como lo escribió el autor”. Por eso es que no participo en las competencias, porque así lo pudo concebir el autor, pero ahora está pasando por otro artista y cada cual tiene su propia experiencia, su propia forma de decirlo. Ahora, le respondo que ciertamente hay un legado, que está más marcado en determinados géneros. Cuando estoy cantando algo que tiene que ver con Elena Burke hay mucho en mi interpretación de su forma de decir, ya que hay una aprobación personal de esa fuerza que ella le imprimió, o ese sentimiento que le inspiró. Estoy convencida de que hay una gran diferencia entre la forma de cantar de Elena y la mía, pero hay algo en mí que la asimila mucho a ella, y ahí hay una influencia. También me encuentro con otras opiniones. El crítico de cine Frank Padrón en una oportunidad me comparó con la brasileña Elis Regina.
Sin embargo, la escucho y no me reconozco en ella, aunque pudiera ser cierto que hubiera una cierta similitud en el timbre y más cuando canto en portugués, y me adapto a la forma de decir de ese idioma. Pero si hubiera algo, es que Regina se desgarraba con cada canción, y soy una persona que vivo también con cada pieza que canto. Resumo: creo que no hay un proceso de imitación en mí, si acaso, una influencia de otros intérpretes.
HH: ?Que representó para usted, haber participado como cantante invitada en el aplaudido espectáculo “Vida”, de la compañía de Lizt Alfonso, sustituyendo, además, a la reconocida cantante cubana Omara Portuondo en esa obra?.
IC: El contacto con Lizt Alfonso ha sido muy importante para mí como artista y como persona. Lizt es una mujer de un gran valor y entereza. Ella es una persona incansable, detallista, apasionada y que inculca en los demás muchas cosas a fuerza de un gran sacrificio personal. Es una de las directoras artísticas más grandes que vamos a tener en este país. Digo, igualmente, que me costó mucho trabajo adentrarme en la disciplina y rigor del trabajo de la compañía Lizt Alfonso. Ella, como directora, no me da esa libertad a la que estoy acostumbrada y a la que me entrego como artista de cantar una canción de manera diferente cada vez que la haga, porque en este caso los bailarines bailan al compás de tu interpretación. Ya hay una dramaturgia establecida que no debe violarse, el movimiento escénico, en fin, todo fue una gran experiencia. En cuanto al rol que me tocó asumir, creo que Omara es insustituible, y si hay alguien que influyó tremendamente en mi carrera fue ella, su musicalidad, esa libertad que ella también se toma como intérprete, son rasgos que también marcaron mucho mi carrera. Ella es un icono de la canción y para la compañía era un reto exponer una actuación de “Vida” sin Omara. Me sentía muy complacida cuando la gente al principio decía refiriéndose a mí: “y ella quién es…”, y después venían mostrándose sorprendidos por mi trabajo y recibiéndome bien. Esa oportunidad me ha abierto las puertas, y continuaré colaborando con Lizt Alfonso cada vez que me lo pida.
HH: ¿Cómo es que Lizt Alfonso conoce de sus referencias, cómo llega al espectáculo “Vida” y a la compañía?
IC: Bueno, tengo entendido que muchas personas le propusieron que me llamara y ella lo hizo. En esto jugó un papel importante un disco mío que andaba circulando, grabado en mis presentaciones en vivo en aquel entonces, en el cabaret El gato Tuerto. Creo que al escucharlo ella determinó que era la cantante que podría sustituir a Omara en su espectáculo “Vida”.
HH: Los sábados en la noche se ha vuelto un éxito su presentación en el Café Teatro Bertolt Bretch. Allí aparece con el grupo que ya ha pasado a ser el apoyo de su trabajo como intérprete, incluso discográfico.
IC: Estoy muy feliz, pues por lo general cuando se habla de una cantante solo se aprecia su labor como solista y los músicos quedan a veces en un segundo plano. Pero en mi caso el 50% de lo que he logrado se lo debo al Grupo Reflexión.
Mucho les agradezco y deseo continuar trabajando con ellos, aun cuando empezamos en condiciones tremendas, sin un piano, alquilando instrumentos, sin audio. Sin nada. Poco a poco hemos ido recibiendo apoyo. Pero lo mejor de todo es que los músicos del Grupo Reflexión me siguen, y por esa confianza es que hemos llegado hasta aquí.
HH: Ya tiene un primer disco grabado en vivo casualmente en su primer concierto ofrecido en Bellas Artes, llamado “Estaciones”, y sabemos que acaba de concretar otro segundo proyecto con el mismo sello Colibrí, esta vez acompañada de Reflexión. ¿Qué adelanto puede dar?
IC: Si, el disco se llamará “Una ventana entre dos”, porque el grupo musical, aunque me acompañe, es un proyecto de la Empresa de la Música Adolfo Guzmán. Yo, como cantante soy otro proyecto, Fíjese qué cosa más simpática: uno tiene que llamarse proyecto. Esas palabras que se usan tanto hoy… Bueno, somos eso, dos proyectos diferentes que nos unimos para trabajar, y de eso trata este nuevo disco, de las inquietudes musicales de ellos y las mías. Han surgido de esta unión muchas versiones de Joaquín Sabina, del uruguayo Jorge Drexler, y de conocidos temas de la música cubana reelaborados por nosotros. Realmente este fue un disco que hicimos para estudiarnos, para escucharnos, y descifrar cuál es la sonoridad del grupo.
HH: ¿Si usted tuviera que escoger a un intérprete para hacer un dúo, quien sería?
IC: De Cuba, Pablo Milanés, y extranjero, el brasileño Caetano Veloso.

El retorno de una época

Ivette Cepeda
Por Alfredo Fernández (Havana Times)
Asistir  al concierto  de la cantante Ivette Cepeda el jueves 30 de diciembre fue acudir al retorno de una época. Lo supimos gracias a la voz de una mujer que sin estar presente en los medios cubanos repletó el habanero Teatro Mella.
La cantante, en un concierto con un abigarrado repertorio, salió airosa con creces ante un público que contaba con la actriz de cine Deysi Granado, el actor Alberto Pujols y el pianista Frank Fernández, entre otros afamados artistas cubanos.
La voz de la Cepeda nos devuelve de golpe a la noche habanera de los años cincuenta, ciudad donde  pululaban excelentes cantantes y con tantos cabarets como New York o París –esto  sin exagerar-.
La Lupe, Freddy, Las de Aida, Blanca Rosa Gil, entre otras, hacían todas las noches las delicias de los asiduos. Esa Habana desaparecida y también recogida en la obra del escritor Guillermo Cabrera Infante, hoy parece volver por sus fueros de la manera más insospechada: una voz.
Ivette Cepeda resume de alguna manera a todas las cantantes de una época. Mayor fue nuestro asombro al  enterarnos de que  es una neófita en lo que a música se refiere y que fue maestra por diecisiete años.
La Lupe, Freddy,  Elena Burke…, pueden descansar en paz por haber encontrado la misa que en verdad merecen: un chorro de voz que no deja lugar a dudas ni en el bolero, ni la trova ni en  el son.
Cuba ha sido siempre un país de grandes cantantes, de ahí lo atinado de la invitación que Ivette Cepeda nos hace para retornar a las noches de cabaret.  La cantante nos devuelve ese elemento de la cultura cubana caído en desgracia durante cincuenta años.

Ivette Cepeda sin misterios

Por Pedro de a Hoz

La realidad fue elocuente: dos conciertos de fin de año a teatro lleno en el Mella, una veintena de canciones en cada uno, y cuando quiso despedirse, del público pidieron más y ella no dejó de complacer. Gente de todas las edades y de diversa extracción. ¿Carisma, duende, ángel o como le quieran llamar? Lo tiene. Pero de esas corrientes subjetivas, que gravitan en la interrelación entre artista y público, no voy a escribir, sino de cómo Ivette Cepeda actúa y se proyecta, y antes aún, incorpora muy en serio la responsabilidad de comunicar arte sobre la escena, y nos divierte y se divierte, y siente y hace sentir lo que al final de todo se recibe como una fiesta.
Foto: Yander Zamora
Foto: Yander Zamora
Mirando y escuchando bien las cosas, Ivette Cepeda no encierra misterios. Parecería un lugar común decir que detrás y delante de ella hay una enorme carga de trabajo. Otra frase al uso acuñaría que entrega amor y pasión. Solo que en su caso esos tres sustantivos se hallan orgánica e inteligentemente incorporados a su razón de ser.
Ante todo se advierte una toma de conciencia de su papel. Recuerdo haberla visto por primera vez en las noches de El Gato Tuerto a inicios de este siglo mientras pulía sus recursos expresivos. No sé si entonces ya sabía lo que quería, pero intuyo que sí, y lo más importante, sabía cómo lograr lo que quería.
Creció y ahí está hoy, auténtica y generosa. Con la canción cubana en el centro de su espíritu. Reivindicando la condición de intérprete, algo que se perdió aquí y en otras partes por los rumbos de la industria del espectáculo.
Hemos asistido en las últimas décadas, y no está mal que así sea, a la consagración del cantautor. Y al mismo tiempo, y ya eso no es muy bueno que digamos, a la fabricación en serie de canciones en función de la imagen de un artista. Al compositor se le exige y se le compra un tema para que encaje en el estilo de tal cantante —el productor musical o el manager investidos con absolutos poderes—, sin que el cantante tenga voz y voto en la elección.
Ni Ivette es cantautora —tal vez un día nos dé una sorpresa— ni ha perdido la posibilidad de elegir por sí misma. Se ha apropiado de un repertorio, a base de compositores que han aportado joyas a la canción cubana. Unos más tradicionales que otros, unos afiliados al bolero o al filin y otros a la nueva trova. Unos de ese ayer que nos pertenece y otros de ese ahora que nos representa. Y de vez en vez algún latinoamericano —pienso en el mexicano Vicente Garrido— que por derecho propio entró en nuestra órbita.
La cuestión radica en que Ivette ha conseguido que la canción de este y aquel se parezcan a ella misma, como en su tiempo lo hicieron Elena y Moraima, como lo hizo Sara en su inconclusa saga de mujeres compositoras, como lo siguen haciendo Omara y Miriam Ramos. No son nombres dichos al azar, sino tradiciones en las que Ivette se inspira.
De tal modo construye mundos personales al interpretar Tú no sospechas (Marta Valdés) y El primer día (Vicente Feliú), se desliga de los prejuicios de las inevitables comparaciones al cantar Murmullo (Electo Rosell) y Te dije quédate (Navarro – Solís), rescata Como un milagro (Juanito Márquez), reivindica el linaje trovadoresco de Juan Formell con el recuerdo de la Burke, rinde homenaje a Bola y la Mora, renueva en clave de rumba Mi Habana (José A. Quesada), visita los territorios de los juglares Frank Delgado y Karen García, convierte en fuego vital Tú eres la música que tengo que cantar (Tony Pinelli), y confirma su empatía con Orlando Vistel como autor de canciones de hermosas melodías y lírica directa.
Luego están la música y los gestos. Instrumentistas guiados por José Luis Beltrán, y complementados con la introducción ocasional de un cuarteto de cuerdas, que eluden los caminos trillados. Gestos que encajan en cada giro de la trama sobre la escena.

La realidad fue elocuente. Ivette Cepeda tiene mucho que ofrecer.

Ivette Cepeda, un Miracle en Cubadisco 2013


26 mayo / Fuente original: Cubarte
CD-DVD Miracle (significa milagro en español) de Ivette Cepeda y el grupo ReflexiónDentro del programa de esta edición de la feria del disco cubano, el selloUnicornio ha licenciado el CD-DVD Miracle (significa milagro en español) de Ivette Cepeda y el grupo Reflexión dirigido por José Luis Beltrán, el cual motivó a la realización del documental Una cubana en París del realizador francés Dominic Roland.
Nominado a Cubadisco 2013 en la categoría de canción en vivo, este compacto recoge el concierto que ofreciera el 5 de noviembre de 2011 en el prestigioso Centro de las Artes de París Enghien-les-Bains.

Miracle rinde tributo a Bola de Nieve y a grandes intérpretes de la canción nacional como Moraima Secada y Elena Burke, como parte indispensable de la cultura cubana. En esta presentación, Cepeda interpretó temas representativos de la música cubana; así como de virtuosos autores contemporáneos cubanos (Raúl Torres, Charly Delgado, entre otros).

Por su parte, Una cubana en París recoge instantáneas de la popular intérprete en un recorrido nocturno por las calles parisinas, en una conversación que recorre brevemente momentos notables de la música cubana; así como el paso de otros músicos cubanos por Francia, como Bola de Nieve.
Mabel Muñiz -Gerente general de Producciones Abdala-, ha anunciado que tentativamente para el mes de julio se comercializará el CD/DVD Miracle en la popular Feria Arte en la Rampa, espacio en el cual ofrecerá un concierto.
Dominique Roland -realizador del DVD-CD- señala que Ivette Cepeda es digna representante de la cultura cubana. Es por eso que, en el documental establece una relación entre Ivette Cepeda, Edith Piaf, Josephine Baker y Rita Montaner.
A pesar de su recién aparición en el mercado, Una cubana en París fue escogido como el mejor documental musical de Francia.
La artista adelantó que ya prepara su tercer fonograma, País; el cual se grabará a partir de septiembre en Panamá y tendrá un 90 por ciento de composiciones inéditas. Este nuevo fonograma recogerá las emociones y experiencias vividas -recientemente- por Ivette en su primera presentación en Estados Unidos, al inaugurar la VI edición del Global Cuba Fest . Aunque las mayores expectativas de este compacto es que será la primera grabación en el estudio de la artista y que, comenzará una nueva etapa de su trayectoria artística.


Una cubana en París (fragmento).