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lunes, 27 de mayo de 2013

El Telégrafo e Ivette Cepeda: Un jardín donde pueden ser visitadas las estrellas



Ivette Cepeda

“Más vale el canto muerto de amor
que la prosa viva de los deberes…”
Luis Suardíaz

Parafraseando al escritor ficticio Manuel Mandeb y recreándonos en las Crónicas del Ángel Gris donde, por cierto, hay un ángel que reparte sueños ―todo ello fruto de la pluma fina de Alejandro Dolina―; en el bar del hotel Telégrafo (1), podría encontrarse la esencia humana del barrio Flores, hecha cubanía (2). Una vez que se le visita, usted, como yo, como todos, alcanza en breve la adicción al licor del amor que allí se bebe.  “Tómese un traguito, luego de haberse mojado los labios y el amor todo estará con usted…” (2)
Si desea sentirse bienvenido, bien tratado y halagado por los que allí prestan todo tipo de servicio ―y fíjese que aclaro, todo tipo de servicio― lléguese. Pero, si lo que busca es algo más, si desea degustar el elixir de lo más exquisito de nuestra música toda con voz propia, hágalo un viernes. Cuando ya nuestro cañonazo empieza a hacerse viejo, el sitio empieza a hacerse demasiado pequeño (solo con 40 capacidades), puede creer que su percepción le engaña porque con el efecto maravilloso del querer, cada vez aparecen  más mesitas, sillas y obviamente aquellos a los que llamo “adictos habituales” y los que acuden al llamado de la tentación, haciendo cifra redonda de cien.  La sobria penumbra de este saloncito arrancado a las ruinas de La Habana colonial, empieza a ganar colores. El silencio lo invade todo, Ivette Cepeda se escurre entre mesas y alcanza el pedazo donde le esperan los grandes y buenos  “chicos” de Reflexión.
Cual soberana, escudriña al público, todo realeza. Sin más ni más venciendo a los aplausos y sin previo aviso, regala el primer tema. A partir de ese instante, una magia potteriana te envuelve… Uhm…Dumbledore sentiría envidia del acto. Levitas, desandas la cubanía hecha sonidos y silencios, hecha música. El hechizo incluye cierta dosis de ubicuidad. No mucho más que una hora para sentarte en El Monseñor; degustar todo el filin que atesoran Sherezada y Gato Tuerto, incluso agitarte cual bandera en la Plaza de todos, donde los nuevos trovadores nos recuerdan que la trova es una y aun vive. Y aún más, anclado a su gestualidad incomparable, a unas manos que como pocas llevan melodía, armonía, pasión; a una voz que sin dejar de ser suya nos trae a todos de vuelta, podría usted husmear en los descosidos que el amor ha dejado en los corazones que allí laten… no más mírele los ojos a sus dueños.
¡Qué difíciles estos tiempos de vacíos y muertes donde el amor y los valores ilimitados del hombre, como fusil de ideas, son nuestra única arma posible! Y que facilidad la de esta diva genuinamente cubana, para permitirnos tocar de una vez y con toda el alma a esas estrellas, mortales unas e inmortales otras; memorables todas. Mejor no listar para evitar omisiones involuntarias. Se me ocurre que El Señor Bola, Elena, La Mora, Los Zafiros, Varela, Nicola, Pujols, Navarro, Pablo, Silvio, Matamoros, Liuba y otros dotados con la licencia del bien decir cantando, podrían pasarle al resto de los elegidos un mensaje: Acá hay una mujer muy nuestra por cuya voz trasudan.
No olvidemos finalmente que alguien ha sentenciado en el barrio Flores: “…cierto es que muchas veces la pena del amor conduce al arte porque a fin de cuentas el propósito del arte es el amor. La recompensa del artista es ser amado... si no fuera por el amor, nadie haría gran cosa…” (2). Tal vez por esto; por amor a su entrega; por ser fieles a ese todo de sí que nos deja al irse cada vez; por convertirse en Ángel para conducirnos a un fantástico mundo donde no puede usted sino entregarse a un irresistible encuentro con el amor y la mejor música nuestra… tal vez por todo esto, ya se está haciendo muy difícil saberle a ella en una plaza, cualquiera que sea, sin salir a su encuentro y acompañarle. Démosle plazas y tendremos amor y por qué no, cubanía.


Fecha: 2012-08-27 Fuente: CUBARTE
 





(1) Hotel Telégrafo. Prado 408 esquina Neptuno, La Habana, Cuba

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