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viernes, 24 de mayo de 2013

Exitosa rueda de prensa. Presentación de MIRACLE


Presenta Ivette Cepeda disco Miracle

El volumen recoge el concierto que ofreciera en el prestigioso Centro de las Artes de París, donde interpretó más de una docena de temas de importantes autores cubanos
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Yelanys Hernández Fusté 
yelanys@juventudrebelde.cu
22 de Mayo del 2013 21:07:03 CDT
Ivette Cepeda presentó Miracle (Milagro), volumen que recoge el concierto que ofreciera el 5 de noviembre de 2011 en el prestigioso Centro de las Artes de París, donde interpretó más de una docena de temas de importantes autores cubanos. Nominado a Cubadisco 2013 en la categoría de canción en vivo, este CD-DVD fue licenciado por el sello Unicornio de los Estudios Abdala. Allí se rinde homenaje a Bola de Nieve en el centenario de su natalicio (2011), y a grandes intérpretes de la canción nacional como Moraima Secada y Elena Burke, señaló Ivette.
El álbum también reverencia a compositores contemporáneos de la Isla como Juan Formell, Alberto Vera, David Torrens, Raúl Torres y José Luis Beltrán, quien dirige el grupo Reflexión, acompañante de la Cepeda en cada actuación.
Miracle igualmente incluye el documental Una cubana en París, del realizador Dominique Roland, el cual fue motivado por la presentación de Ivette en la capital francesa, y donde la cantante cubana explica la espiritualidad de las canciones escogidas para el concierto parisino.
Ivette Cepeda anunció que pondrá a consideración del público cubano los temas de este disco en un concierto en la venidera Feria Arte en La Rampa, que se realiza cada año en el verano, en el Pabellón Cuba. La artista adelantó que ya prepara su tercer fonograma. Se grabará a partir de septiembre en Panamá y tendrá un 90 por ciento de composiciones inéditas.
(Tomado de Juventud Rebelde, Cultura)


IVETTE CEPEDA
La canción como exorcismo
Mabel Machado • La Habana
Fotos: Cortesía de Ivette Cepeda

Pospuse varias veces la invitación de un amigo para ir a ver actuar a Ivette Cepeda en uno de los sitios nocturnos de La Habana de los cuales es anfitriona habitualmente. Temía que no se me revelara nada nuevo, que fuera otra buena voz sin concepto. Mi prejuicio a propósito de su madurez me hacía imaginarla taciturna y melancólica, de esas cantantes que solo unos “tembas” como mis padres son capaces de soportar, porque les recuerdan “la época”.
La verdad, intuía que aquel juicio formado a priori tenía algo de errado, porque más de una vez escuché hermosos cumplidos sobre la artista emitidos por espectadores que no pasan de los 30 o por melómanos avezados de mi entera confianza. La invitación electrónica para la presentación de su CD-DVD esta semana me puso literalmente a Ivette en la “bandeja”.
De Estaciones, grabado en la salita de teatro del Museo Nacional de Bellas Artes hace ya dos años, se pasaron dos temas luego de la conferencia de prensa esta semana en el patio del hotel Inglaterra. Testigo al fin de la tremenda energía de aquella mujer, sentí la compulsión de mi conciencia obligándome a escuchar, para admirarla, y a escribir, para saldar una autodeuda.
Iba siendo hora de que Ivette Cepeda saliera a buscar otras luces más allá de la noche y el cabaret. Justa y oportuna ha sido la decisión de la disquera Colibrí al apostar por ella, como lo ha hecho con otros proyectos jóvenes, intrincadamente ocultos o de aspecto demodé, que burlando todo pronóstico, han logrado el éxito de manera contundente.
La casa discográfica ofrece a esta intérprete la posibilidad del lucimiento que ella sabe alcanzar por su delicadeza y elegancia. Lo hace “en grande” para la primera vez, al haber registrado en vivo, casi de manera impecable en el sonido, un concierto que excedió los 15 temas. A la grabación asumida por Tony Carreras y Manuel López Mantecón, se unen las imágenes del staff del realizador Léster Hamlet que además de aportar la emoción del recital en directo, permiten comprobar la “metamorfosis” de la que ha hablado en otras ocasiones la artista, sobre el momento en que se desdobla para el público.
Quizá este sea el privilegio del fonograma: la energía de Ivette, la manera de exorcizar el espíritu de las canciones no para cantarlas, sino para interpretarlas. La justificación perfecta la da ella misma cuando se confiesa una admiradora de músicos  “de alma”, más que “de voz”, como Bola de Nieve.
Entre las pocas referencias al trabajo de una cantante de 15 años de carrera sin grandes resonancias mediáticas, la encontré diciendo que nunca cantaría algo que no pasara por los sentimientos propios y de quienes la reciben. “La vida en el escenario”… este título me gusta más para las Estaciones de Ivette, que no sé si tienen que ver con el transcurso de un año o con las paradas momentáneas en el recorrido de la vida, bastante particular en su caso, por cierto.
Esa artista, que se suma a la prestigiosa colección de voces femeninas de la historia musical cubana en un momento de escasa fertilidad, tiene una hoja personal que comienza en un aula como maestra, pasa por los vaivenes de la actuación en un crucero y continúa en la estrecha intimidad de centros como El Tocororo, El Gato Tuerto o el Café Teatro Bertolt Bretch.
La presentación de Cepeda ante la gran audiencia a través de Estaciones,capta el ambiente azul de los bares que durante estos años la han obligado “a ser más inteligente” y “a no perder el contacto con la realidad”. Recoge, además, la pena, la dicha, la soledad, el coraje, el despecho y la pasión de un repertorio alimentado con las poéticas de Joan Manuel Serrat, Miguel Matamoros, Vinicius de Moraes, Agustín Lara y otros maestros, entre los que ubica bien alto la figura del desaparecido bajista Cachao López, con quien trabajó entre 1994 y 1998. 
Basta acariciar el índice del fonograma para comprender el camino que se ha propuesto esta cantante: lejos de lo comercial —ahí está la explicación de su magra difusión— a Ivette le interesa tocar el alma, encantar, contar historias. Y si bien desbordan el disco las líricas de autores como Noel Nicola, Pablo Milanés, Liuba María Hevia, Carlos Varela, Marta Valdés y Silvio Rodríguez, la artista que ahora se entrega en versiones, busca ávida la empatía de otros compositores, pues le interesa la canción que pueda ser contenida en su propio cuerpo y no por su gloria anterior.
En este plano destacan sus apropiaciones de los temas “De cuando en cuando”, compuesto por el también actor Alberto Pujols y de “Si yo hubiera sabido”, de Orlando Vistel (reestreno). Y si vamos ya a acometer la difícil empresa de resaltar lo que más vale de este disco, habrá que decir que la cantante anuncia de modo espectacular su contenido cuando asume el “Canto No.1 (1974 El primer día)”, de Vicente Feliú.
Luego, si tuviera que mencionar otros tres momentos conmovedoramente clave, me inclinaría por “Es más, te perdono”, de Nicola; “Una palabra”, de Varela y “A mi lado”, de Milanés. En esta última canción, Cepeda se vuelve la encarnación femenina de Pablo —a quien pocas voces de mujeres han podido seguir—, demuestra su familiaridad con la estructura y tonos de la propuesta original y no aburre, porque rechaza la repetición mimética.
Para el cierre, Ivette reserva el que quizá sea su tema más promocionado en Cuba, “Tú eres la música que tengo que cantar”, de Tony Pinelli, pero sorprende en los extras, con fuerza aún para asumir el delirio de “Réquiem” (Silvio Rodríguez) y el desengaño de “Para vivir” (Pablo Milanés).
El álbum se complementa con la intervención, entre otros, de Rafael Guedes en la dirección musical y guitarra, la Orquesta Solistas de La Habana, el Cuarteto de Cornos, la guitarra-bajo y tres de Lino Lores, el piano, acordeón y teclados de José Ramón Cabrera, la actuación de Ruly Herrera en el drums, cajón y bongó y Eddy de Armas en la trompeta. A ello se suman las actuaciones especiales de Orlando Vistel y Kiki Corona.
La sencilla elaboración visual del DVD —que merecía haberse enriquecido más— cede el rol principal al efecto cuasi hipnótico y tierno de las manos de la intérprete, las cuales son además, el motivo principal del diseño gráfico (Nelson Ponce) y el objeto en que hacen foco de las cámaras de Carlos Meriño, Abel Machado y Mauricio Cordeiro.
Para el día 30 de noviembre se anuncia el próximo concierto de Ivette Cepeda en lo que será la verdadera “puesta en escena” de este álbum, carente de la siempre útil y orientadora nota discográfica. Ojalá, en lo adelante, sus canciones encuentren el favor de otros papeles.

(Tomado de La Jiribilla)

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