La cantante cubana
Ivette Cepeda considera que en ella no hay un proceso de imitación, sino
influencias de grandes intérpretes de la música. Le encantaría unir su voz a
la de su coterráneo Pablo Milanés y a la del brasileño Caetano Veloso
HH: Usted es oriunda
de la provincia de Sancti Espíritus…
IC: Si, nací allí,
en la tierra de la trova espirituana. Mi familia paterna vive allí. La
materna es de Santiago de Cuba, donde hay mucha influencia musical también.
HH: Sus orígenes
están en dos provincias de gran importancia en la historia musical cubana.
Pero, ¿existen antecedentes musicales en su familia?
IC: Bueno, mi abuela
paterna cantaba precioso, tenía una voz de soprano increíble, mi padre
todavía canta y mi abuelo tocaba trompeta. Mis parientes paternos vincularon
su historia con la música a través de la iglesia. Ahora, en la familia de mi
madre también hay muchos músicos. Entre ellos, creo que el más distinguido es
Electo Silva, primo hermano de mi abuela, director del Orfeón Santiago. Casi
todos tocan el piano.
Creo que la única de
estas familias que nada sabe de música, desde el punto de vista académico,
soy yo.
HH: En su repertorio
hay una variedad muy interesante de compositores de generaciones y estilos
muy diversos. En lo personal considero que esa ha sido su carta de triunfo. A
ello se le suma que usted es una magnífica intérprete. ¿Esa selección es
propia?
IC: Si, la hago,
pero aunque decida esa parte de mi trabajo, quiero que sepan que el público
tiene una gran importancia en ello. Mucha gente se me acerca para sugerirme
temas y compositores. Por ejemplo, el realizador de cine Lester Hamlet
siempre me tiene muy actualizada respecto a la música; mis músicos, que
tienen gustos que yo respeto mucho, pues también me guían. Creo que sucede
así: escojo yo finalmente mi repertorio, pero la gente me orienta y creo que
ahí está la clave del éxito. Incluso una gran parte de esa música, aunque no
la incorporo, me sirve de información, tanto de la época actual como del
ayer.
HH: En su
trayectoria como cantante le han señalado la falta de temas inéditos, ya que
su repertorio se ha definido por las versiones.
IC: Cierto, quizá se
deba a eso, a tanta música que tengo ganas de hacer con determinada variedad.
En definitiva todo tiene que ver conmigo de una manera u otra. Este estilo me
enriquece muchísimo, porque me da la posibilidad de recrearme en estilos de
intérpretes cubanos que fueron iconos en distintas épocas. Además, estas
versiones pasan por 25 mil filtros de mi cabeza, y hay piezas que en una
primera lectura no me motivan. También sucede que cuando pasan por las manos
del arreglista ya vienen bordadas de otra forma y eso hace que las cante de
manera diferente.
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Foto: Guillermo Torres |
HH: ¿Pudiéramos
afirmar que la personalidad propia que usted le da a cada obra es lo que
determina el éxito en sus versiones?
IC: Le diría que no
me considero, por ejemplo, una bolerista, ni tampoco una intérprete de salsa…
Siento que mi mundo musical es un poco más fusionado. Por eso es que nacen de
mí, otras maneras de proyectar las ya conocidas obras.
HH: Al hablar de su
repertorio, ¿Qué importancia ha tenido en su carrera el actor y compositor
cubano Alberto Pujols?
IC: Imagínese, que él
es el autor del primer tema inédito que pude tener y cantar, llamado “De
cuando en cuando”. Ha sido un lujo para mí contar con esta obra en mi primer
disco “Estaciones”.
HH: ¿Qué otras
cantantes han influido en su carrera, ya consolidada?
IC: En lo personal
soy una gente muy tranquila. Mi alboroto se forma cuando canto. Ese es mi
renacer, es el momento donde saco lo que no se ve en ningún otro momento.
Todas las emociones grandes las experimento con las canciones. Y si, me parece
que en todo cantante hay un retomar de otros estilos, y ni utilizaría la
palabra clásicos.
Por ejemplo, a mi me
han dicho en un concurso: “no puedes cantar eso como tú quieres, tienes que
cantarlo como lo escribió el autor”. Por eso es que no participo en las
competencias, porque así lo pudo concebir el autor, pero ahora está pasando
por otro artista y cada cual tiene su propia experiencia, su propia forma de
decirlo. Ahora, le respondo que ciertamente hay un legado, que está más
marcado en determinados géneros. Cuando estoy cantando algo que tiene que ver
con Elena Burke hay mucho en mi interpretación de su forma de decir, ya
que hay una aprobación personal de esa fuerza que ella le imprimió, o
ese sentimiento que le inspiró. Estoy convencida de que hay una gran
diferencia entre la forma de cantar de Elena y la mía, pero hay algo en mí
que la asimila mucho a ella, y ahí hay una influencia. También me encuentro
con otras opiniones. El crítico de cine Frank Padrón en una oportunidad me
comparó con la brasileña Elis Regina.
Sin embargo, la
escucho y no me reconozco en ella, aunque pudiera ser cierto que hubiera una
cierta similitud en el timbre y más cuando canto en portugués, y me adapto a
la forma de decir de ese idioma. Pero si hubiera algo, es que Regina se
desgarraba con cada canción, y soy una persona que vivo también con cada
pieza que canto. Resumo: creo que no hay un proceso de imitación en mí, si
acaso, una influencia de otros intérpretes.
HH: ?Que representó
para usted, haber participado como cantante invitada en el aplaudido espectáculo
“Vida”, de la compañía de Lizt Alfonso, sustituyendo, además, a la reconocida
cantante cubana Omara Portuondo en esa obra?.
IC: El contacto con
Lizt Alfonso ha sido muy importante para mí como artista y como persona. Lizt
es una mujer de un gran valor y entereza. Ella es una persona incansable,
detallista, apasionada y que inculca en los demás muchas cosas a fuerza de un
gran sacrificio personal. Es una de las directoras artísticas más
grandes que vamos a tener en este país. Digo, igualmente, que me
costó mucho trabajo adentrarme en la disciplina y rigor del trabajo de
la compañía Lizt Alfonso. Ella, como directora, no me da esa libertad a la
que estoy acostumbrada y a la que me entrego como artista de cantar una
canción de manera diferente cada vez que la haga, porque en este caso los
bailarines bailan al compás de tu interpretación. Ya hay una dramaturgia
establecida que no debe violarse, el movimiento escénico, en fin, todo fue
una gran experiencia. En cuanto al rol que me tocó asumir, creo que Omara es
insustituible, y si hay alguien que influyó tremendamente en mi carrera fue
ella, su musicalidad, esa libertad que ella también se toma como intérprete,
son rasgos que también marcaron mucho mi carrera. Ella es un icono de la
canción y para la compañía era un reto exponer una actuación de “Vida”
sin Omara. Me sentía muy complacida cuando la gente al principio decía
refiriéndose a mí: “y ella quién es…”, y después venían mostrándose
sorprendidos por mi trabajo y recibiéndome bien. Esa oportunidad me ha
abierto las puertas, y continuaré colaborando con Lizt Alfonso cada vez que
me lo pida.
HH: ¿Cómo es
que Lizt Alfonso conoce de sus referencias, cómo llega al espectáculo “Vida”
y a la compañía?
IC: Bueno, tengo
entendido que muchas personas le propusieron que me llamara y ella lo hizo.
En esto jugó un papel importante un disco mío que andaba circulando, grabado
en mis presentaciones en vivo en aquel entonces, en el cabaret El gato
Tuerto. Creo que al escucharlo ella determinó que era la cantante que podría
sustituir a Omara en su espectáculo “Vida”.
HH: Los sábados en
la noche se ha vuelto un éxito su presentación en el Café Teatro Bertolt
Bretch. Allí aparece con el grupo que ya ha pasado a ser el apoyo de su
trabajo como intérprete, incluso discográfico.
IC: Estoy muy feliz,
pues por lo general cuando se habla de una cantante solo se aprecia su labor
como solista y los músicos quedan a veces en un segundo plano. Pero en mi
caso el 50% de lo que he logrado se lo debo al Grupo Reflexión.
Mucho les agradezco
y deseo continuar trabajando con ellos, aun cuando empezamos en condiciones
tremendas, sin un piano, alquilando instrumentos, sin audio. Sin nada. Poco a
poco hemos ido recibiendo apoyo. Pero lo mejor de todo es que los músicos del
Grupo Reflexión me siguen, y por esa confianza es que hemos llegado hasta
aquí.
HH: Ya tiene un
primer disco grabado en vivo casualmente en su primer concierto ofrecido en
Bellas Artes, llamado “Estaciones”, y sabemos que acaba de concretar otro segundo
proyecto con el mismo sello Colibrí, esta vez acompañada de Reflexión. ¿Qué
adelanto puede dar?
IC: Si, el disco se
llamará “Una ventana entre dos”, porque el grupo musical, aunque me acompañe,
es un proyecto de la Empresa de la Música Adolfo Guzmán. Yo, como cantante
soy otro proyecto, Fíjese qué cosa más simpática: uno tiene que llamarse
proyecto. Esas palabras que se usan tanto hoy… Bueno, somos eso, dos
proyectos diferentes que nos unimos para trabajar, y de eso trata este nuevo
disco, de las inquietudes musicales de ellos y las mías. Han surgido de esta
unión muchas versiones de Joaquín Sabina, del uruguayo Jorge Drexler, y de
conocidos temas de la música cubana reelaborados por nosotros. Realmente este
fue un disco que hicimos para estudiarnos, para escucharnos, y descifrar cuál
es la sonoridad del grupo.
HH: ¿Si usted
tuviera que escoger a un intérprete para hacer un dúo, quien sería?
IC: De Cuba,
Pablo Milanés, y extranjero, el brasileño Caetano Veloso.
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